A lo largo del tiempo los intentos de aproximarse a lo divino se han intensificado, hallamos caminos patentados con creencias y doctrinas de todo tipo, confundiendo los escasos argumentos de las elaboradas certezas del fulano de hoy. Pataleamos en el barro prehistórico, en el pensamiento arcaico, ese que ha entreverado la benevolencia con los reguladores sociales, desacreditando lo puro, y por si fuera poco bosquejando las creencias que deben regirnos, no es que la anarquía deba ser el principio de vida, pero en la variedad hallaremos el gusto, y mas aun en adquirir lo suficiente para llenar nuestros vacíos latosos.
A pesar de que esas frases nos son familiares solo en lapsus aleatorios de meditación, aun intentamos ingerir la idea de unicidad de pensamiento, de esta manera no observamos que parte del alma es esculpida terrenalmente, y que los resultados se tornan de diferente forma a razón del tiempo; a pesar de ser parte de una misma especie animal, estamos ampliamente diversificados en sociedades y culturas, siendo de esa manera, que diríamos de la particularidad de las formas de pensar, no podemos esperar que un solo patrón de comportamiento nos guíe, pero la manera correcta de cavilar y ejecutar sin delimitaciones especificadas de manual, lo puede hacer. A pesar de ser sopa de la misma olla, hoy en día se nos sirve de manera peculiar.
Retomando el concepto de la adecuada ejecución y cavilación, mejor dicho, en la espera de esta, muchas ideas van taladrando nuestro porvenir desde nuestro celebre nacimiento, claro esta, que usualmente no nos percatamos de aquello; ejemplificando el asunto tenemos lo siguiente, “la felicidad esta siendo devastada a medida del decaimiento mundial” piensa alguien, mientras otro afirma que la felicidad es momentánea, ambas ideas permanecen a través del tiempo, y se complementan de cierta manera, ya que la felicidad siempre estuvo limitada y nada menos que por azares del tiempo, expuesta ya sea en situaciones o definiciones; entonces a pesar de las taladradoras ideas y la incertidumbre que nos proporciona la sociedad como el pan de cada día, nuestro sentir debe trascender a lo largo de la vida, eludiendo los particulares roces que nos proporcionan las malas jugadas, en otras palabras, guiándonos de la manera correcta de cavilar y ejecutar, por que ahora mas que nunca nuestra alma carece de dos elementos básicos, la fe y esperanza, que en la dosis precisa nos llevarían al gozo permanente, dándolo a conocer como el sentir perfecto.
Algunos pocos feligreses han tanteado el sentir perfecto apenas con el pensamiento, lo cual les basta para sellar con broche de oro sus creencias e ideales, y mantenerlas intactas de aquella pobre gente que no ha tenido el honor de saborear su sensación de triunfo mediocre. El egocentrismo es parte de nuestras características naturales, es decir, tendemos a aquello sin darnos cuenta muchas veces; la mayoría de las religiones han girado en torno a la satisfacción del ego, pasando por doctrinas e ideas que realizan a pleno esta idea, un ejemplo claro se observa en el resultado de la aplicación de doctrinas católicas medievales, cuando la afirmación de que la Tierra es el centro del sistema solar, transgredía y paralizaba el afán de encuentro con lo perfecto y no con mas dosis de religión. Otro ejemplo son las doctrinas actuales donde Dios se convierte en el “delivery boy”, (muchacho de los mandados), es decir, cuando Su deber se reduce a entregar pedidos, claro está, que deben ser a su debido tiempo y de la forma correcta; entonces cuando la entrega no cumple con los requerimientos del individuo predilecto , surgen serios problemas en las falsas estructuras de “fe” de los asiduos al pedido, procurando crisis existenciales y desmoronamiento del ego.
Dada la relación entre egocentrismo y religión, -claro está que no todas las religiones tienen esta tendencia-, la idea de renuncia ni siquiera merodea los más profundos pensamientos del individuo común, nos aferramos tanto a lo material, - ojo que lo material incluye a personas y también a nosotros mismos como materia perteneciente al universo-, que aún no tenemos una idea medio clara de lo efímera que es la vida y todo lo que la conforma. La renuncia de lo material nos llevaría al despojo de las ideas triviales y trilladas que tenemos de la fe y demás cuestiones, guiándonos a algo mas allá de nuestro límites, claro que esta idea es realmente peligrosa para quién sufre de fanatismo latente por la raza humana y sus andanzas, no es que presente la idea del propio abandono en un plano aislado, olvidándonos de cada quién en la búsqueda del sentido, pero creo firmemente, y es lo que planteo en este texto, que agregando el concepto de renuncia a la forma correcta de cavilar y ejecutar nos llevarían a tantear la verdadera fe y a regocijarnos en algo más que superfluas ideas y satisfacciones baratas del ego.
La demanda del encuentro con el verdadero camino ha incrementado en los últimos tiempos, lo cual ha generado beneficios de otra índole, apartando de distinta manera la meta que es encontrar el sentir perfecto. El ser humano tergiversa el camino de llegada a este, como ya había mencionado, lo cual lo convierte en un ser en extremo vulnerable, fácilmente manipulable. Entonces cuando esta sigilosa manipulación de emociones se lleva a cabo, se ocasiona un tornado en la vida del individuo, cree haber encontrado el camino correcto solo porque la audaz manipulación de emociones ha tocado superficies inestables de cada corazón, con palabrería barata y una buena dosis de concentración en el ego de cada feligrés. Este ciclo de manipulación se ha hecho el pan de cada día en muchas sociedades, volviéndolas reacias hacía Dios, como si algo tuviera que ver el mal manejo de su propio sentir, con el verdadero propósito de la fe. Este vaivén de emociones colectivas trasciende el común de la vida, no por nada nos encontramos escribiendo y/o leyendo acerca de estos dilemas sociales; creo que el fruto de muchas caídas en la búsqueda del sentir perfecto genera aún más interés en encontrarlo, a pesar de estar tan limitados con sucesos culturales y paradojas que han marcado nuestra vida y nuestro modo de vivir la fe, la búsqueda de algo reconfortante no permanecerá truncada por mucho tiempo.
Estos razonamientos comienzan a causar abatimiento en las cómodas y fiables ideas del sentir estático; los ideales de fe no quedan truncados por manipulaciones seculares, es mas, ahora generan un espacio apto para lo sobrenatural, surgiendo así las esperadas contradicciones a una cultura plagada de religiones, las cuales decaen a medida que la simpleza invade las limitadas ideas de lo que representaba la fe. Entonces ha comenzado lo que podríamos llamar una metamorfosis de creencias, lo cual no implica la búsqueda agotadora de culpables del cambio, como muchos asiduos al ocio tienden a pensar; si no, mas bien, la búsqueda del camino de fe, rematando con el hallazgo del momento culminante de esta metamorfosis, que calaría con el sentir hasta lo mas profundo del corazón, sazonando la vida de manera permanente.
Alhe7
A pesar de que esas frases nos son familiares solo en lapsus aleatorios de meditación, aun intentamos ingerir la idea de unicidad de pensamiento, de esta manera no observamos que parte del alma es esculpida terrenalmente, y que los resultados se tornan de diferente forma a razón del tiempo; a pesar de ser parte de una misma especie animal, estamos ampliamente diversificados en sociedades y culturas, siendo de esa manera, que diríamos de la particularidad de las formas de pensar, no podemos esperar que un solo patrón de comportamiento nos guíe, pero la manera correcta de cavilar y ejecutar sin delimitaciones especificadas de manual, lo puede hacer. A pesar de ser sopa de la misma olla, hoy en día se nos sirve de manera peculiar.
Retomando el concepto de la adecuada ejecución y cavilación, mejor dicho, en la espera de esta, muchas ideas van taladrando nuestro porvenir desde nuestro celebre nacimiento, claro esta, que usualmente no nos percatamos de aquello; ejemplificando el asunto tenemos lo siguiente, “la felicidad esta siendo devastada a medida del decaimiento mundial” piensa alguien, mientras otro afirma que la felicidad es momentánea, ambas ideas permanecen a través del tiempo, y se complementan de cierta manera, ya que la felicidad siempre estuvo limitada y nada menos que por azares del tiempo, expuesta ya sea en situaciones o definiciones; entonces a pesar de las taladradoras ideas y la incertidumbre que nos proporciona la sociedad como el pan de cada día, nuestro sentir debe trascender a lo largo de la vida, eludiendo los particulares roces que nos proporcionan las malas jugadas, en otras palabras, guiándonos de la manera correcta de cavilar y ejecutar, por que ahora mas que nunca nuestra alma carece de dos elementos básicos, la fe y esperanza, que en la dosis precisa nos llevarían al gozo permanente, dándolo a conocer como el sentir perfecto.
Algunos pocos feligreses han tanteado el sentir perfecto apenas con el pensamiento, lo cual les basta para sellar con broche de oro sus creencias e ideales, y mantenerlas intactas de aquella pobre gente que no ha tenido el honor de saborear su sensación de triunfo mediocre. El egocentrismo es parte de nuestras características naturales, es decir, tendemos a aquello sin darnos cuenta muchas veces; la mayoría de las religiones han girado en torno a la satisfacción del ego, pasando por doctrinas e ideas que realizan a pleno esta idea, un ejemplo claro se observa en el resultado de la aplicación de doctrinas católicas medievales, cuando la afirmación de que la Tierra es el centro del sistema solar, transgredía y paralizaba el afán de encuentro con lo perfecto y no con mas dosis de religión. Otro ejemplo son las doctrinas actuales donde Dios se convierte en el “delivery boy”, (muchacho de los mandados), es decir, cuando Su deber se reduce a entregar pedidos, claro está, que deben ser a su debido tiempo y de la forma correcta; entonces cuando la entrega no cumple con los requerimientos del individuo predilecto , surgen serios problemas en las falsas estructuras de “fe” de los asiduos al pedido, procurando crisis existenciales y desmoronamiento del ego.
Dada la relación entre egocentrismo y religión, -claro está que no todas las religiones tienen esta tendencia-, la idea de renuncia ni siquiera merodea los más profundos pensamientos del individuo común, nos aferramos tanto a lo material, - ojo que lo material incluye a personas y también a nosotros mismos como materia perteneciente al universo-, que aún no tenemos una idea medio clara de lo efímera que es la vida y todo lo que la conforma. La renuncia de lo material nos llevaría al despojo de las ideas triviales y trilladas que tenemos de la fe y demás cuestiones, guiándonos a algo mas allá de nuestro límites, claro que esta idea es realmente peligrosa para quién sufre de fanatismo latente por la raza humana y sus andanzas, no es que presente la idea del propio abandono en un plano aislado, olvidándonos de cada quién en la búsqueda del sentido, pero creo firmemente, y es lo que planteo en este texto, que agregando el concepto de renuncia a la forma correcta de cavilar y ejecutar nos llevarían a tantear la verdadera fe y a regocijarnos en algo más que superfluas ideas y satisfacciones baratas del ego.
La demanda del encuentro con el verdadero camino ha incrementado en los últimos tiempos, lo cual ha generado beneficios de otra índole, apartando de distinta manera la meta que es encontrar el sentir perfecto. El ser humano tergiversa el camino de llegada a este, como ya había mencionado, lo cual lo convierte en un ser en extremo vulnerable, fácilmente manipulable. Entonces cuando esta sigilosa manipulación de emociones se lleva a cabo, se ocasiona un tornado en la vida del individuo, cree haber encontrado el camino correcto solo porque la audaz manipulación de emociones ha tocado superficies inestables de cada corazón, con palabrería barata y una buena dosis de concentración en el ego de cada feligrés. Este ciclo de manipulación se ha hecho el pan de cada día en muchas sociedades, volviéndolas reacias hacía Dios, como si algo tuviera que ver el mal manejo de su propio sentir, con el verdadero propósito de la fe. Este vaivén de emociones colectivas trasciende el común de la vida, no por nada nos encontramos escribiendo y/o leyendo acerca de estos dilemas sociales; creo que el fruto de muchas caídas en la búsqueda del sentir perfecto genera aún más interés en encontrarlo, a pesar de estar tan limitados con sucesos culturales y paradojas que han marcado nuestra vida y nuestro modo de vivir la fe, la búsqueda de algo reconfortante no permanecerá truncada por mucho tiempo.
Estos razonamientos comienzan a causar abatimiento en las cómodas y fiables ideas del sentir estático; los ideales de fe no quedan truncados por manipulaciones seculares, es mas, ahora generan un espacio apto para lo sobrenatural, surgiendo así las esperadas contradicciones a una cultura plagada de religiones, las cuales decaen a medida que la simpleza invade las limitadas ideas de lo que representaba la fe. Entonces ha comenzado lo que podríamos llamar una metamorfosis de creencias, lo cual no implica la búsqueda agotadora de culpables del cambio, como muchos asiduos al ocio tienden a pensar; si no, mas bien, la búsqueda del camino de fe, rematando con el hallazgo del momento culminante de esta metamorfosis, que calaría con el sentir hasta lo mas profundo del corazón, sazonando la vida de manera permanente.
Alhe7
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