Quebrantos huidizos a utopías constantes, siendo las que crean eso que llamamos felicidad, no permitas que la melancolía usurpe la sonrisa de tu alma, atraviesa las barreras de aquél impío umbral, y que cada latido de amor encandile tu corazón.
Tiempo vulnerable a ciclos inevitables, adheridos de sorbos de alegría y placeres furtivos. Bosquejos determinantes por memorias oscilatorias, rigiendo los escapes de un alma dispuesta a intentos cíclicos de invertir situaciones precarias, merodeando a la deriva tras el eterno desafío de amar...
Alhe7
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